martes, diciembre 13, 2005

La armonía del Universo

No creo que mucha gente de la que me rodea sepa de mi acérrima afición por el ilustre científico Johannes Kepler. Es un personaje (persona) que me fascina, y me fascina aún más cuanto más sé de él y de su vida.
Ayer tuve la oportunidad de leer por mi misma el libro quinto de su tratado "La Armonía del Universo" (una fabulosa edición comentada por Hawking que se puede encontrar en la biblioteca Maria Moliner, por cierto).

Podría comentar muchas (muuuuuuchas) cosas acerca de la lectura pero en esta entrada os invito a disfrutar de los textos que Kepler escogió como introducción y como despedida.
El texto de introducción del quinto libro de la Armonía del Universo es a su vez una cita (esto es un bucle, estoy citando al que citó a otro, jeje) que pertenece a otro grande de la Historia de la Ciencia, Galeno. Y dice así:

"Doy comienzo a un discurso sagrado, veracísimo himno al Dios fundador, y considero no consistir la devoción en que yo inmole un sinfín de hecatombes de bueyes, y queme incienso de innnumerables perfumes y casia, mas en que antes me diga a mi mismo y más tarde lo enseñe a otros, cuánto es Su saber, cuánto Su poder, cuál bondad la Suya. Querer colmar de honras a todas las cosas, en tanto en cuanto pueda honrárselas, y en nada envidiar una sola de esas bondades, eso en verdad pongo yo por modelo de la más consumada bondad; lo alabo por bueno hasta el punto de dar su saber, el más eminente, con todo aquello que más pueda serle de honra a algo, y al fin todo aquello que Él dispusiera, ponerlo por obra con insuperable poder".
Galeno, De usu partium.
En cuanto al final del quinto libro... eso sí que es original de Kepler. Y aquí va:
"Deliberadamente interrumpo aquí el sueño y la vastísima especulación; exclamando tan sólo con el Rey salmista:
Grande es nuestro Señor, y grande Su virtud, y sin cuento Su sabiduría: loadle, cielos, loadle, Sol y Luna y planetas, usad cualquier sentido en percibirle, cualquier lengua en declarar al Creador vuestro; loadle, armonías celestes, loadle vosotros, jueces de las armonías manifiestas: y loa tú, alma mía, al Señor creador tuyo, mientras yo fuere: pues de Él y por Él y en Él son cuantas cosas son, las de los sentidos y las del entendimiento, así las que ignoramos por completo como las que sabemos, parte mínima de aquellas, porque hay más, allende. Loor a Él, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. "
Hasta aquí la entrada de hoy. Espero que no se os haya hecho muy pesada la lectura ( a mí, personalmente, me encantó). Ánimo a todas aquellas personas que tengan los mismos sentimientos que tenía Kepler al escribir esto, para ser consecuentes y fieles en el trabajo científico y en la práctica de la fe.